miércoles, 19 de noviembre de 2008

Un poquito de estética

No entiendo porque algunos critican tanto la estética, a mí no me molesta, al contrario, me agrada. Al comentar esto no hablo de sólo apreciaciones visuales, sino también de esencias, movimientos, colores, aromas, en fin… estética.

Luego de ver diez cuadros de caravaggio comencé a observar mi entorno y descubrí que es peor que tenebrista. Qué innoble me pareció todo, un entorno lineal, desordenado, descuidado; un ambiente sin sonido y sin aroma, un espacio vacío, pero de esos que desagradan.

Aburrida de esa sensación de vivir en un basural, me disgusto y a veces la sensación de impotencia se transforma en ira. ¿Qué pensaría Lautrec si viviera aquí?

Siento que habito en un mundo estático, en el que ni siquiera existe un círculo Op Art; un mundo sin colores, alejado del Fauvismo; un mundo sin luz, sin variaciones, como si se opusiera radicalmente a toda tendencia impresionista; un mundo sin rebelión ni provocación, cero Dadá.

Me encanta el surrealismo, pero sólo lo vivo en sueños, quizás mi mente esté en un estado de reposo en el que es inconcebible la idea de crear, donde sólo me dispongo a observar, pero donde puedo identificar con claridad que el trabajo de hoy será el beneficio de mañana.

Me gusta la estética y no entiendo porqué algunos la critican. Calificada de superficial, sólo se relaciona con un mundo efímero, un mundo de modas y de fama. Me gusta la estética y los sentidos; adoro cerrar los ojos e imaginar un mundo neoclásico, aunque por mi modo de lucir las manos, al igual que mi amiga Cathy, perfectamente podría posar para El Greco.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Periodísticamente incorrecta

A mis amigos periodistas les pregunto ¿Cómo se sienten cada vez que los interrogan sobre algo que desconocen y luego les dicen: “debes saber, si eres periodista”? Parafraseando a Rupertina “¡¡¡Valor!!!”

Creen que porque somos periodistas debemos saberlo todo, ¡no señores! Sólo somos un conjunto de profesionales informados (sí), pero no conocedores de las infinitas curiosidades que encierra este mundo (y los otros).

No sé si les pasa a ustedes, pero a mí por Dios que me incomoda. Además, no creo que exista alguien que sólo viva en torno a noticiarios, periódicos o boletines. ¡Por favor! Somos periodistas, nos encontramos al tanto del acontecer regional, nacional e internacional, pero no nos pidan que respondamos porqué el gato tiene cuatro patas y no cinco.

En mi opinión el periodismo es aquella profesión encargada de informar y comunicar a la sociedad los acontecimientos que en ella ocurren, está claro que no cuenta con el mismo significado atribuido al concepto “enciclopedia”. Entonces un consejo: si quieren un diccionario, un libro de curiosidades o un manual de informaciones, acudan a una biblioteca o una librería, pero con nosotros ¡No!

Estamos en un proceso constante de conocimiento y eso me gusta, así que no pretendan que hoy sepa lo que por regla general deberé conocer en diez años más; cuántos años, cuántos días, cuántas horas y minutos tendré para aprender.

Creo que el periodismo es un arte, tan valorable como la pintura o la música (y ojo que no hablo de Música Sepúlveda). Quizás así lo entendieron Wolf y Capote, quizás así lo entiendan muchos periodistas contemporáneos, que intentan conjugar el nuevo periodismo al periodismo de precisión, tarea difícil, pero no imposible y, sin lugar a dudas, mil veces seductora.

Pero volvamos a lo anterior, según lo cual sólo me queda afirmar que si la labor del periodista es ser un conocedor profundo de lo que ocurre en el planeta, la galaxia y, en fin, en todo el universo, me declaro “periodísticamente incorrecta”.

martes, 14 de octubre de 2008

De nuevo China

Según un estudio realizado por el director del Instituto de Investigación del Clima de Potsdam, Hans Joachim Schellnhuber, y el meteorólogo hamburgués Jochem Marotzke, el nivel del mar subirá un metro en este siglo.
Una de las causas de esto es el deshielo en los polos, principalmente de la placa helada de Groenlandia, situación que atribuyen a las emisiones de dióxido de carbono de las centrales térmicas chinas.
China, nuevamente China, realmente no comprendo cómo un país con una cultura tan rica, donde se privilegia a la naturaleza, pueda causar este tipo de desastres que día a día destruyen el planeta.
No soy una fanática ecologista, nunca pertenecí a green peace, ni siquiera fui scout, pero me preocupa, y no sólo por lo que puede pasar en nuestro medio natural, sino también por la contradicción en la filosofía del emblemático país oriental.
El taoísmo, religión china que plantea que se puede alcanzar la inmortalidad (enfocada en sentido espiritual) si vivimos en armonía con la naturaleza. ¿Será que el desajuste entre creencias y actos desencadena tragedias, como por ejemplo terremotos?
Siendo China un país tan completo, ancestral y avanzado ¿Por qué imita aspectos de una cultura completamente ajena, distante y diferente a la suya?
No quiero ver como cada día el planeta se destruye, no quiero que desaparezcan culturas y no quiero que China reniegue de lo que es, adquiriendo elementos negativos de occidente, como la influencia sobre el calentamiento global.
Sin embargo, un viejo proverbio taoísta me tranquiliza: “Al principio está la montaña; después ya no hay montaña; al final está otra vez la montaña”.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Y la primavera también me gusta, ese rayo de sol que choca con mi cara en la mañana, esa sensación de reestructuración, de renacer, de comenzar nuevamente.
Me gustan las flores y el canto de los pájaros; los días largos y el cielo azul, a veces acompañado de una pequeña nube blanca, no gris. Adoro ese ánimo de hacer cosas, los paseos con amigas, las tardes entretenidas y las noches fascinantes. Qué agradable sensación al pensar que ya vendrá el verano, un verano que superará al anterior: con lago, fogata y estrellas.
La primavera nos invita a iniciar el nuevo ciclo, así como “El Juicio”, levantándonos de nuestra tumba invernal, para seguir el sonido de la trompeta cubierta de cielo y sol, con flores y mariposas.
Después de todo, descubro que la primavera es una simple estación, que el cambio está realmente en mí, en las vivencias que –coincidentemente- han ocurrido en esta época del año, pero, por Dios que es agradable despertar y rogar seguir durmiendo con una lluvia que sólo nos invita al descanso absoluto, algo así como el permiso eterno para permanecer postrados en un blando colchón.
Me gusta la primavera porque es mi renacer, es mi nuevo ánimo. Como aquella rosa que creí se había secado pero después del lluvioso invierno vuelve a nacer.
Que agrado, porque realmente es un agrado, porque realmente es primavera.

jueves, 22 de mayo de 2008

¡¡¡ Al fin otoño!!!

Me gusta el otoño: las tardes cortas, la comida casera, el mate y las conversaciones familiares. Adoro caminar bajo la lluvia. Me encanta sentir que vuelo y entender que es el viento quien me empuja. Me fascina pisar las hojas secas y escuchar su sonido crujiente. Quiero ver una y mil veces los árboles enrojecidos y el pasto verde; la lluvia caer por la ventana, gente corriendo y los paraguas cambiar su rumbo. Me gusta el otoño y el aire frío, la bufanda y los guantes; dormir hasta tarde y acostarme temprano. Me encanta el otoño porque es necesario, porque termina y comienza el año, porque los momentos se disfrutan más. Adoro la vida en casa, las salidas obligadas y las espontáneas. Me gusta el otoño porque es el fin del verano y el comienzo del invierno. Me gusta el otoño.

lunes, 14 de abril de 2008

Exijo

Libertad al Tibet
Mejores sueldos para periodistas
Patagonia sin represas
Protección a las ballenas
Bajo precio del pan
Mejores contenidos en la tv
Amistades profundas
Amor bondadoso
Iluminación para todos
Tranquilidad constante
Frambuesas todo el año
Una torta distinta cada día
Chocolate eterno
Menos edificios y más árboles
Educación y salud gratuita
Un poco de filosofía en cada semáforo y
Tiempo para meditar

lunes, 31 de marzo de 2008

Le ciel dans une chambre

Quand tu es près de moi,
Cette chambre n'a plus de parois,
Mais des arbres oui, des arbres infinis,
Et quand tu es tellement près de moi,
C'est comme si ce plafond-là,
Il n'existait plus, je vois le ciel penché sur nous... qui restons ainsi,
Abandonnés tout comme si,
Il n'y avait plus rien, non plus rien d'autre au monde,
J'entends l'harmonica... mais on dirait un orgue,
Qui chante pour toi et pour moi,
Là-haut dans le ciel infini,
Et pour toi, et pour moi
Quando sei qui con me
Questa stanza non ha piu pareti
Ma alberi, alberi infiniti
E quando tu sei vicino a me
Questo soffitto, viola, no
Non esiste più, e vedo il cielo sopra a noi
Che restiamo quì, abbandonati come se
Non ci fosse più niente più niente al mondo,
Suona l'armonica, mi sembra un organo
Che canta per te e per me
Su nell'immensità del cielo
E per te e per me.
Et pour toi, et pour moi.

viernes, 21 de marzo de 2008

A pedido de... Carla


Durante los últimos días he reflexionado y, posteriormente, conversado con Carla sobre un tema de interés de ambas y que nos ha afectado de alguna u otra forma: la tranquilidad interior.
Cuando intenté definir de qué se trata este pseudo estado, que se debiera manifestar en cada individuo al menos una vez en su vida, descubrí que es algo tan complejo que resulta muy difícil de describir, ya que se encuentra dominado por la experiencia y la subjetividad, por lo que recurrí a las analogías, mi clásico recurso.
Primero pensé que la tranquilidad interior es una condición en la que se puede caer el mundo a pedazos y ella sigue ahí, paciente, moderada, como un vaso de agua que espera algún movimiento que destroce su quietud. Pero, ¿será posible que un sentimiento tan grande tenga cabida en un lugar tan pequeño? Tal vez no, por lo que pensé que si no es un vaso, quizá pueda ser un lago; detenido, limpio; que cumple plácidamente con su misión, refrescando cuando es necesario y presentándose sólo como elemento de admiración en aquellos días de tormenta; transparente y helado, posiblemente por su lejanía; profundo y suave, de difícil acceso e imposible salida; dueño de una magia irreproducible, porque no existe en diccionario alguno aquella palabra que se preste para definirlo; tan hermoso que te reprochas una y mil veces por no haber llegado antes a aquel lugar; dueño de una energía tan pura que podría parecer que no la tiene; tal vez rodeado de montañas, protectoras y defensoras de todo objeto que lo pueda contaminar.
¿Y si fuera como el cielo? Inmenso, envolvente, místico y divino; tan sublime que sólo es digno de admirar, donde arriesgas terribles penas en el purgatorio si intentas tocarlo. No, no es como el cielo, ya que en este momento entre el cielo y yo existe una distancia solo medible en años luz. En cambio, el lago es cercano, tanto como mi tranquilidad interior.
Posiblemente a los ojos de muchos esté equivocada, pero una sensación como ésta es difícil de expresar, por lo que me fue más fácil comparar y, de esta forma, cumplir con la petición de mi amiga y compañera de viaje.

sábado, 15 de marzo de 2008

Enmascarados


Luego de una clásica conversación con Marcela, una amiga, confidente, psicóloga y muchas cosas más, he realizado el compromiso de escribir sobre un tema que desde hace un par de meses, o quizá deba decir años, es parte de nuestra agenda de análisis: las mascaras.
Sin generar equivocaciones para los lectores, resulta necesario aclarar que no hablamos ni de compañías de teatro, ni de maquillaje, ni nada por el estilo sino más bien de aquellas personas que crean apariencias para evitar que la sociedad conozca su interior.
Revelar nombres sería absolutamente innecesario, porque todos hemos recurrido a esta herramienta de protección alguna vez. Sin embargo, hay personas que viven con ellas, es casi una segunda piel, como si tuvieran tanto miedo a no ser aceptados que han decidido crear una personalidad de carácter universal, que pueda conquistar tanto a hombres como mujeres. Mecanismo de defensa o no, lo claro es que tal vez el problema no sea de quienes se enmascaran, sino de aquellos que no logran descifrar que todo es parte de un engaño.
No quiero parecer sexista, pero las mujeres somos quienes tenemos mayores facultades para desenmascarar ¿Será porque también somos las que más nos disfrazamos? En lo personal, intento mostrarme lo más transparente posible y sé que las mujeres que me rodean también siguen esa política.
En fin, espero que la constante ola de actores incognitos deje de emerger, que un halo de transparencia inunde la sociedad y que las mentes ingenuas puedan despertar de ese coma profundo que apenas les permite pensar.

domingo, 9 de marzo de 2008

¿El progreso es retoceso?

comentarios sobre la encuesta...

TORA

Es difícil asignar una forma geométrica o algún símbolo matemático a algo que pareciera ser tan cotidiano: la vida. Para muchos es retratada según sucesiones temporales, en donde se ordenan los hechos según su fecha de realización. Es así como en la cultura occidental encontramos la tan conocida “línea de tiempo”. Cómo no recordar las clases de historia donde debíamos ordenar las distintas épocas y, dentro de ellas, cada acontecimiento relevante. Sin embargo, luego de unos años he querido preguntarme: ¿Es tan lineal la vida? Para lo cual la primera respuesta que obtuve fue un “no”.
A lo largo del tiempo distintas culturas se han cuestionado la forma en la que se debe definir la vida y el tiempo; por ejemplo, para la filosofía oriental la vida está compuesta por ciclos, representados por situaciones tan cotidianas como el día y la noche, las estaciones del año, el bien y el mal y otros hechos representados por uno de los símbolos más importantes de oriente y emblema del Tao te King: el yin yang, una sencilla figura circular, pintada de blanco y negro que encierra los grandes misterios de esta imponente religión china. De esta forma, no sólo se nos presenta el ritmo de la vida sino también lo que ella encierra. Así, nos encontramos frente a la idea de dualidad del universo, donde habitan dos fuerzas opuestas complementarias insertas en todas las cosas, según lo cual el blanco es complemento del negro, el frio del calor, la luz de la oscuridad, el hombre de la mujer, etc.
Una cosmovisión semejante a la oriental es la del pueblo Mapuche, que, a diferencia del yin yang, define su representación de universo mediante el Kultrün, un instrumento musical de forma circular. En él, se encierran los misterios de la vida y la muerte, los puntos cardinales, los dioses y los cuatro sobrevivientes del diluvio (leyenda que relata el inicio de esta cultura).
Incluso en cartomancia se retrata la vida mediante un emblema del Tarot: La rueda de la fortuna (X); donde no sólo se habla de ciclos y de cambios, sino que es una de las cartas más representativas del tiempo y el destino.
No sé si será por mi respeto al mundo oriental, mi cercanía al territorio mapuche o mi interés por el esoterismo, pero claro está que simpatizo mucho más con un retrato circular que con la clásica línea de tiempo que resultaba tan aburrida en mi época de estudiante. Aunque si de formas se trata, pienso que quizá la vida es espiral, o tal vez son círculos que se repiten constantemente y avanzan de distinto modo, girando sobre sí mismos y caminando sobre el aire a igual tiempo. Lo que sí tengo claro (y no quiero pecar de absolutista) es que todo cambia y todo vuelve, distinto, pero vuelve; por lo que posiblemente, cuando la rueda termine su recorrido de 360° y dé paso a un nuevo ciclo, se complete el curso del periodo, se efectúe el retorno, espere un instante y continúe girando.

domingo, 2 de marzo de 2008

El valor de lo empírico

Es increíble descubrir cómo una certeza teórica al volverse práctica recobra el triple de valor. Muchas veces creemos conocer aspectos de la vida porque simplemente existe algo que nos dice que es así; sin embargo, cuando lo experimentas te apropias el real valor de lo que creías saber a ciencia cierta. Puede parecer extraño, pero hace un tiempo me autoconvencí de algo que no pude asumir hasta el instante en el que lo viví. Fue en ese momento en el que el "hecho" pasó de ser sólo papel o simple psicología a un aspecto de vida, que, por supuesto, ha recobrado valor- no sólo por la situación en sí, sino también por la importancia de haber aprendido algo nuevo.

domingo, 24 de febrero de 2008

Toque de queda

Buscando y buscando encontré este microcuento de Omar Lara. Recuerdo que un profe en la U nos habló de él... es realmente bueno.
Toque de queda
"Quédate, le dije. Y la toqué".

Por un mundo de colores

Rojo, amarillo, naranjo, violeta, azúl... por un momento imagine un mundo en blanco y negro y me pareció demasiado sobrio como para habitar en él. Fue entonces cuando comence a pensar en la magia del color y quise investigar un poco.

El color es la sensación que produce un fenómeno físico químico al impactar en nuestros ojos, de acuerdo a la longitud de onda (distancia entre las partes). Así, el blanco se presenta como la superposición de todos los colores y el negro, como la ausencia de color. Esto no quiere decir que mezclando colores y colores lograremos un blanco perfecto, sino que se refiere a la combinación de rayos luminosos, que pueden ser descompuestos mediante la utilización de un prisma.

Que la vida está llena de colores es un hecho. No imagino el arte sin color. Qué sería del impresionismo sin la luz, o de Van Gong sin el amarillo. Tampoco existirían el fauvismo sin el verde y qué me dicen del op art?

Menos aún puedo pensar en un arbol gris o en un mar blanco; un cielo plomo, las montañas negras y un lago gris. Debemos reconocer que los colores no sólo son una característica de cada objeto, sino que también son los encargados de producir emociones de acuerdo a la interpretación que nuestro inconciente les otorgue.

Según la psicología del color, cada uno de ellos provoca diversas sensaciones en los individuos que los ven. Así, los colores cálidos como el rojo, naranjo y amarillo, tienen la propiedad de energizar; por el contrario, los colores frios como el azúl y el violeta, reflejan paz y calma.

Mi color preferido es el azúl, quizá mi vida no lo refleja, pero realmente es el que me provoca las sesaciones más lindas. El agrado de mirarlo y las ganas de buscarlo cuando necesito momentos de reflexión, lo combierten en un acompañante perfecto para instantes de calma. Esa sensación de no querer dejar de mirarlo, imaginando una pared gigante pintada de azúl; esa plenitud que me otorga el color del cielo en un día despejado o esa riqueza que aporta un lago profundo teñido de azúl oscuro, le otorgan el título no sólo de color favorito sino también de compañero de vida, amigo personal o consejero espitual.

Y qué me dicen del rojo... la importancia de este color recorre diversos ámbitos: en educación, si escribes con lápiz rojo es una falta de respeto; en religión, si te vistes de rojo es pecado; en política, si optas por el rojo eres un rebelde contestatario... por favor, qué le ven de negativo? si nosotros mismos estamos compuestos de rojo, o acaso la sangre es blanca?... arriba los colores!

sábado, 23 de febrero de 2008

Yo escribo, tú escribes

Qué increíble cómo todo se actualiza! Cuando niña tenía diarios de vida; cuando adolecente, agendas y ahora?... un blog.
A simple vista puede parecer un pequeño cambio de medio en el cual se escribe; sin embargo, existe una notable diferencia entre los dos primeros y el último: cualquier persona puede leer lo que expones. Esta situación me llevó a formular las siguientes preguntas: ¿Desde cuándo escribimos? ¿Por qué lo hacemos? Y ¿Qué nos motiva a publicarlo?
El afán del ser humano por retratar mediante recursos escritos su modo de ver la vida se remonta a la región de Mesopotamia, entre los ríos Tigris y Eúfrates (actual Bagdad), distribuida en Babilonia, Sumeria y Akkad, quienes contaban con un gran número de campesinos y pastores. Es en esta segunda civilización donde se encuentran las primeras inscripciones en arcilla, conocidas como las Tablillas de Uruk, que se emplazan en el gran templo de esta ciudad.
En ellas se observa la contabilidad del templo, expresada en listas de sacos de grano y cabezas de ganado, ya que –debido al aumento de la productividad del país- el excedente agrícola requirió de métodos de cálculo para los recursos. De este modo, se crea un "cuerpo organizado" de signos, según los cuales se pudo materializar lo que pertenecía exclusivamente a la oralidad, abriendo paso a la escritura.
Sin embargo, la evolución desde el siglo IX a.C. (periodo al que pertenecen estas inscripciones) hasta el siglo XXI es notable. La constante utilización de los medios de comunicación escritos abre paso a la expresión de ideas, tanto de sujetos pertenecientes al ámbito público como a individuos anónimos, que mediante variados canales dan a conocer experiencias, preferencias, vivencias o cualquier idea que pase por su mente.
En este sentido, es difícil pensar en las causas que originan esa necesidad de ser leídos. Tal vez se deba al interés de ser visibles dentro de un universo social en el que cada día te tornas más anónimo. ¿Será que sentimos que ya nadie quiere escuchar? Quizá la escritura sea la prueba indeleble de nuestro paso por el mundo, algo así como un registro de vivencias que permite decir “yo estuve aquí”. Puede ser que nuestro nombre no forme parte ni de enciclopedias, ni de libros de historia, pero lo cierto es que al menos escribimos, publicamos y fuimos leídos. Estamos de acuerdo en que el elegido no es el canal más refinado; que no fue utilizado ni por Homero, ni Shakespeare, ni Neruda, pero no por eso es menos válido.
En fin, el anhelo de sentir que existimos, que formamos parte de algo llamado sociedad y que queremos dar a conocer lo que sentimos, opinamos y queremos, es lo que nos motiva no sólo a pensar, sino también a escribir y publicar.