viernes, 21 de marzo de 2008

A pedido de... Carla


Durante los últimos días he reflexionado y, posteriormente, conversado con Carla sobre un tema de interés de ambas y que nos ha afectado de alguna u otra forma: la tranquilidad interior.
Cuando intenté definir de qué se trata este pseudo estado, que se debiera manifestar en cada individuo al menos una vez en su vida, descubrí que es algo tan complejo que resulta muy difícil de describir, ya que se encuentra dominado por la experiencia y la subjetividad, por lo que recurrí a las analogías, mi clásico recurso.
Primero pensé que la tranquilidad interior es una condición en la que se puede caer el mundo a pedazos y ella sigue ahí, paciente, moderada, como un vaso de agua que espera algún movimiento que destroce su quietud. Pero, ¿será posible que un sentimiento tan grande tenga cabida en un lugar tan pequeño? Tal vez no, por lo que pensé que si no es un vaso, quizá pueda ser un lago; detenido, limpio; que cumple plácidamente con su misión, refrescando cuando es necesario y presentándose sólo como elemento de admiración en aquellos días de tormenta; transparente y helado, posiblemente por su lejanía; profundo y suave, de difícil acceso e imposible salida; dueño de una magia irreproducible, porque no existe en diccionario alguno aquella palabra que se preste para definirlo; tan hermoso que te reprochas una y mil veces por no haber llegado antes a aquel lugar; dueño de una energía tan pura que podría parecer que no la tiene; tal vez rodeado de montañas, protectoras y defensoras de todo objeto que lo pueda contaminar.
¿Y si fuera como el cielo? Inmenso, envolvente, místico y divino; tan sublime que sólo es digno de admirar, donde arriesgas terribles penas en el purgatorio si intentas tocarlo. No, no es como el cielo, ya que en este momento entre el cielo y yo existe una distancia solo medible en años luz. En cambio, el lago es cercano, tanto como mi tranquilidad interior.
Posiblemente a los ojos de muchos esté equivocada, pero una sensación como ésta es difícil de expresar, por lo que me fue más fácil comparar y, de esta forma, cumplir con la petición de mi amiga y compañera de viaje.

4 comentarios:

Carly dijo...

claro q es un dificil tema, como explicarlo, como aconsejar a alguien para q logre este estado de tranquilidad que creo en pocas ocasiones tenemos la oportunidad de sentir?? y cuando estamos tranquilos en realidad que sentimos que somos? como se sabe? es que yo estoy bien, pero no sé si tranquila, tal vez al no saber si estoy tranquila quiere decir que no lo estoy... apoyo la analogía del lago e incluso creo q pasamos un verano en la tranquilidad o no???' si no hubiese sido por la muela del juicio hubiese sido absoluta...
yo me pregunto que es la tranquilidad y como podemos definirla, si quisiesemos explicarle este estado a alguien que jamás la ha sentido que diriamos???

planteo esta pregunta a todos tus opinantes Nisla Marion...

desde su subjetividad desde los sentimientos y la tranquilidad de cada uno... que es tranquilidad???? y como se logra???

grcaias mi nisla marion por ser parte de mi tranquilidad y cada día al conversarme darme un poquito de la tuya... gracias por ir conmigo a la tranquilidad casi una semana completa en febrero...
ti adoro mi washita

besos

Pelu dijo...

Cuando hablo de lago, me refiero al que tu y yo conocemos y que he recomendado a mis amigos más cercanos. Desde esa fecha hasta ahora he entrado en un ciclo de tranquilidad y puedo identificarla porque tengo paz y esa paz me hace feliz. Es una sensación extraña,pero muy agradable, cierras los ojos y dices "me siento bien"... pero es relativo, a mi me hace bien la tranquilidad, no sé si con todas las personas pasará lo mismo.

Anónimo dijo...

me gustaría tener una formula matemática de la trankilidad interna...porke aunke ya sea un viejo con experiencia en muchas cosas, nunca puedo estar trankilo cuando mas lo necesito o cuando alguien necesita que lo este...

Periodistillo dijo...

Es complejo, porque el solo pensar si tenemos tranquilidad interior, se pierde por el hecho de que nos angustiamos al cuestionar si es que la tenemos.

La tranquilidad se tiene cuando olvidamos lo angustiante, incluso, cuando nos olvidamos si es que tenemos la "tranquilidad anterior".

Pero todo tenemos formas distintas de interpretar eso. Da para harto dialogo