lunes, 29 de abril de 2013

Cuando sea Presidenta



La votación está resuelta, abrieron las urnas y el pueblo eligió, suena mi nombre como Presidenta de la República de Chile. Gabinete armado me dirijo a La Moneda para firmar el decreto que me nombra en el cargo. Me acompañan tres de los que serían ministros; cada uno de ellos con una idea más que clara de lo que sucederá, pero con una mirada de temor e incredulidad.

Los medios de comunicación ya llegaron al lugar, se escuchan algunas sirenas y se observa a un sin número de escoltas. El calor es insoportable. Con un traje blanco, tal como indica el protocolo, me bajo del auto y camino en dirección al Patio de los Naranjos.

En la entrada, unos hombres con trajes extraños me dan la bienvenida junto a miles de luces emanadas de cámaras fotográficas que no me dejan avanzar.

Subo al escenario, saco de mi bolsillo un encendedor y comienzo a quemar aquel papel que me nombra Presidenta de Chile, y con él se va también al más allá la banda presidencial.

Corremos rápidamente, un auto nos espera para llevarnos al helipuerto más cercano y transportarnos a un lugar lejano del país, uno de esos lugares de los que nadie se acuerda y por ende nadie nombra.

Sin mandatario, el país se enfrenta a un periodo de anarquía, que terminará pronto. Objetivo logrado.

Llámenle show o payasada, llámenle estupidez o lo que sea, lo cierto es que la farsa presidencial duró solo un día y no cuatro años como se acostumbra.

No creo en la actual democracia, tampoco creo en quienes la ejercen.

2 comentarios:

David dijo...

Increíble posteo. Tengo la sensación que los ritos republicanos y toda su parsimonia no son más que símbolos carentes de sentido por cuanto barnizan un acto banal como el ejercicio del poder como algo sacro, sobre todo y considerando que el ejercicio del poder no tiene nada que ver con política, sino que con secretos y dinero. Así que al final el poder político es el verdadero show bañado de promesas como bien común, el teatro que esconde la verdad que el poder está donde menos lo ves, donde menos lo imaginas.

Pelu dijo...

Muy de acuerdo contigo David. Me da mucha pena ver que las decisiones que nos influyen a todos como país son tomadas por representantes que pelean en los medios, pero que se reúnen a almorzar el día domingo.
Juegan con candidatos de un lado para otro y eso demuestra que el interés en el servicio a la comunidad no existe.