Existen muchas y muy distintas. He experimentado varias y ninguna me satisface más que la otra; se vuelven adictivas, divertidas, interesantes y reflexivas. Pueden tocar el intelecto y aquellos espacios que aún quedan vacíos: son las válvulas de escape, aquellos refugios a los que acudimos cuando una situación (o la falta de situaciones) nos acongoja.
Tarot, blog y Programación Neurolingüística han sido algunas de las mías. Aparecieron en momentos negros y de a poco le fueron aportando el color que mi vida había perdido. Cada una de ellas me entrega un minuto de inspiración y pasmo repentino. Es increíble lo rápido que avanza el tiempo cuando comienzo a leer sobre PNL, por ejemplo; gracias a este método descubrí que mi recreo diario se puede ampliar de 15 minutos a 1 hora y un poco más.
Llegaron a mi vida de la nada y comencé a necesitarlas del todo. Si bien es cierto, escapar no es positivo, por Dios que ayuda. Evitar estar ahí y aquí, dejar de pensar en eso para comenzar a pensar en esto; escapar del ambiente, para encontrar el espacio. Algo así como la casa en el árbol, o la montaña del ermitaño.
¿Por qué lo hacemos? Porque es necesario, porque para vivir en un mismo lugar no se necesita una vida, sino que basta con un año. Lo hacemos porque lo requieren, porque lo esperan y porque lo disfrutan, porque nos enseña y les enseña.
Válvulas de escape, de segundos, de días enteros y de siglos. Me escape cuando me descubrí; me sigo escapando para volver a ser quien era, me escaparé nuevamente cuando la inconstancia del estar se vuelva cada vez más potente, y me quedaré cuando descubra que lo "vivencial" se encuentra en cualquier lugar.
Tarot, blog y Programación Neurolingüística han sido algunas de las mías. Aparecieron en momentos negros y de a poco le fueron aportando el color que mi vida había perdido. Cada una de ellas me entrega un minuto de inspiración y pasmo repentino. Es increíble lo rápido que avanza el tiempo cuando comienzo a leer sobre PNL, por ejemplo; gracias a este método descubrí que mi recreo diario se puede ampliar de 15 minutos a 1 hora y un poco más.
Llegaron a mi vida de la nada y comencé a necesitarlas del todo. Si bien es cierto, escapar no es positivo, por Dios que ayuda. Evitar estar ahí y aquí, dejar de pensar en eso para comenzar a pensar en esto; escapar del ambiente, para encontrar el espacio. Algo así como la casa en el árbol, o la montaña del ermitaño.
¿Por qué lo hacemos? Porque es necesario, porque para vivir en un mismo lugar no se necesita una vida, sino que basta con un año. Lo hacemos porque lo requieren, porque lo esperan y porque lo disfrutan, porque nos enseña y les enseña.
Válvulas de escape, de segundos, de días enteros y de siglos. Me escape cuando me descubrí; me sigo escapando para volver a ser quien era, me escaparé nuevamente cuando la inconstancia del estar se vuelva cada vez más potente, y me quedaré cuando descubra que lo "vivencial" se encuentra en cualquier lugar.