lunes, 29 de abril de 2013

Cuando sea Presidenta



La votación está resuelta, abrieron las urnas y el pueblo eligió, suena mi nombre como Presidenta de la República de Chile. Gabinete armado me dirijo a La Moneda para firmar el decreto que me nombra en el cargo. Me acompañan tres de los que serían ministros; cada uno de ellos con una idea más que clara de lo que sucederá, pero con una mirada de temor e incredulidad.

Los medios de comunicación ya llegaron al lugar, se escuchan algunas sirenas y se observa a un sin número de escoltas. El calor es insoportable. Con un traje blanco, tal como indica el protocolo, me bajo del auto y camino en dirección al Patio de los Naranjos.

En la entrada, unos hombres con trajes extraños me dan la bienvenida junto a miles de luces emanadas de cámaras fotográficas que no me dejan avanzar.

Subo al escenario, saco de mi bolsillo un encendedor y comienzo a quemar aquel papel que me nombra Presidenta de Chile, y con él se va también al más allá la banda presidencial.

Corremos rápidamente, un auto nos espera para llevarnos al helipuerto más cercano y transportarnos a un lugar lejano del país, uno de esos lugares de los que nadie se acuerda y por ende nadie nombra.

Sin mandatario, el país se enfrenta a un periodo de anarquía, que terminará pronto. Objetivo logrado.

Llámenle show o payasada, llámenle estupidez o lo que sea, lo cierto es que la farsa presidencial duró solo un día y no cuatro años como se acostumbra.

No creo en la actual democracia, tampoco creo en quienes la ejercen.

miércoles, 10 de abril de 2013

Me gusta coleccionar recortes de diario



Llámenlo locura, manía o simplemente afición, pero sí, me gusta coleccionar recortes de diario. Tengo muchos y desde hace varios años. Los leo, los recorto, los archivo y cuando los necesito, recurro a ellos. 

La mayoría son de tecnología o investigaciones. Gracias a ellos obtengo informaciones variadas y que a mi parecer son interesantes. 

Me he enterado de cosas como que los abrazos y las muestras de cariño ayudan a disminuir el estrés, que las personas pueden retener con mayor facilidad las publicaciones de Facebook que la cara de un desconocido, que en 2012 Chile figuraba como el país más conectado a Internet de América Latina, que los gitanos son los más rechazados por los jóvenes, entre otros datos.

Los algoritmos de búsquedas de Google dejaron de ser un misterio y dejé de criticar la cantidad de tiempo que pasas frente a la TV o los videojuegos, porque -según investigadores- no son tan dañinos, e incluso algunos de estos últimos ayudan a reforzar la memoria.

Es entretenido y motivador ver cómo mi colección crece, aunque mejor aún es saber que cuando necesito escribir sobre algún tema, tengo algunas referencias sobre qué es lo que ha sucedido con anterioridad. 

Comparto algunos en Twitter y otros sencillamente quedan en mi archivo personal. Y si usted piensa que mi colección es cachureo, le diré que lo que acaba de pasar por su mente es una completa herejía, que será considerada por muchos editores de periódicos el día del juicio final para fijar su sanción.

lunes, 25 de marzo de 2013

Me gusta Chile



He tenido la fortuna de conocer distintos lugares de Chile, de norte a sur, pasando por el rocoso centro. Me he maravillado con sus paisajes áridos y vacíos, donde la montaña te rodea como queriendo encerrarte. Me encanté con la vegetación que surge en medio de la nada; el cómo en medio del cálido y eterno verano emerge la vida y el cultivo, que no se seca, que no se paga y que permite la subsistencia de distintas especies.

He visto hilos de agua caer de cerros cubiertos de árboles, he visto sólo nubes producto de la neblina en la mañana, he visto la inmensidad de un océano que no acaba y la velocidad de una puesta de sol que culmina más rápido de lo imaginado.

Recuerdo haber pasado minutos infinitos mirando las estrellas en noches en que únicamente se escuchaba el sonido de los grillos, otras veces el del lago. Haber corrido para ver la luna más de cerca, sin saber si pisaba tierra o pasto mal cortado por los animales en el campo.

Delfines, pingüinos, lobos de mar, pájaros silvestres, pelícanos, burros salvajes, guanacos han acompañado mi camino, y cada vez me sorprenden más con sus comportamientos impredecibles.

Me gusta la arquitectura, las grandes construcciones, pero si me hacen elegir, hoy prefiero aquello que se ha autoconstruido con el paso del tiempo y los cambios naturales.
Aún queda mucho por conocer, pero lo que hoy conozco me fascina, y espero quedarme un buen tiempo más disfrutando de las bellezas de mi país. 

sábado, 23 de febrero de 2013

La inteligencia como valor neutro

He escuchado a muchas personas decir que a la hora de fijarse en alguien les interesa que esa chica o chico sea inteligente. Siempre he discrepado con eso, no porque tenga algo en contra de quienes son llamados más o menos inteligentes, sino porque precisamente la inteligencia no es algo que considere como una virtud.

Muchos discreparán conmigo, y espero leer sus comentarios, pero creo que la inteligencia se encuentra en todos nosotros y la considero un factor neutro.

A lo largo de la historia hemos visto  quienes han destacado para bien o para mal; grandes personalidades que han ocupado su inteligencia para hacer crecer sociedades y otros para destruirlas. 

Es por eso que creo que el cuestionamiento no es si una persona es inteligente o no, sino más bien cómo utiliza su inteligencia. Cuando conocemos a alguien que centra el debate en la bondad, la superación personal y social, y el crecimiento en base a valores positivos, creo que estamos frente a una persona digna de atraer la atención de cualquiera.

viernes, 4 de enero de 2013


Repudio la violencia en cualquiera de sus formas y no me gusta ver a La Araucanía en la situación que enfrenta hoy. Sin embargo, creo que cuando existen dos culturas diferentes conviviendo en un mismo territorio el conflicto es inevitable.

Considero lamentable la muerte todos aquellos que han caído a raíz de esto (de ambos lados), pero también entiendo que lamentablemente el tema nunca había sido tan mediático como ahora. En ese sentido, creo que los periodistas, especialmente quienes trabajan en medios de comunicación, jugamos un rol fundamental. No continuemos creando estigmas; antiguamente el mapuche era conocido como ladrón, borracho y flojo, hoy se le llama violento y terrorista. No generalicemos, conozco a "winkas" con todos esos adjetivos y más. 

Trabajemos por la paz, pero entendamos que ésta no se consigue con represión ni con violencia. Luchemos para que los ataques incendiarios no vuelvan a ser la noticia y aboguemos para que nuestras autoridades no intenten ejercer la paz por medio de la guerra.

jueves, 26 de enero de 2012


Te ha pasado que de pronto vas caminando muy de prisa y sin conciencia de saber hacia dónde vas y de pronto te detienes y te das cuenta que la vida es mucho más agradable cuando avanzas lento… y piensas que llevas tanto tiempo viviendo en la rutina que se te olvidó que podías hacer otras cosas. Es en ese momento cuando algo te interrumpe y te impide ahondar en el detalle de cada pensamiento relámpago que viviste en un segundo. Después de un rato decides aislarte un poco del mundo y agradeces los audífonos que dejaste en el bolsillo y la poca batería que le queda al celular. Comienza a sonar  Smashing Pumpkins y te parece que 1979 debería repetirse hasta terminar el viaje…. Le das una vuelta y media a cada pensamiento y buscas con desesperación un lápiz y un papel; cuando no los encuentras crees que es momento de inventar una grabadora de pensamientos, que sea capaz de hacer lo que siempre quisiste y que nunca lograste: expresar y recordar lo que piensas.

Luego de desactivar el orden aleatorio y dejar la función repetición, entiendes que la vida es tal cual quieres que sea y que lo que criticas se puede cambiar rápidamente buscando espacios que te permitan disfrutarlo… bajándole la importancia, porque finalmente pareciera que de verdad no es tan relevante, porque en realidad no es lo que te hace feliz.

Es después de eso es cuando decides dar un paso al lado, buscando refugio, compañía y entretención; no lo encuentras, pero ya no te aquejas como antes, porque sabes que puedes esperar. .. Llegas al final del viaje y la luna menguante te sorprende, esta vez no por su belleza sino por la impresión de encontrarla ahí, sin haberla esperado; sonríes y vuelves a empezar… ahora caminando un poco más lento, observando a los niños que juegan en la calle y recuerdas que quizás hace poco tiempo estabas en esa posición, te preguntas por qué cambiaron las cosas y te das cuenta que más que un problema de edad, es una cosa de decisión y de actitud… Llegas a casa y comienzas a abrir espacios. 

domingo, 23 de octubre de 2011


A veces pienso que esta época no me pertenece, que nací en el lugar y momento inadecuado, que la velocidad del tiempo no se relaciona a la que mi estilo de vida requiere para existir de una forma relativamente normal.

Desconozco qué edad tiene mi alma, pero pienso que no se lleva bien con mi edad biológica, que dice estar entre los veinte y los treinta. Debí nacer con un par de décadas de retraso; cuatro quizás, o tal vez un poco más.

Y es que la vida se mueve tan rápido que no alcanzo a advertir lo que está sucediendo. Las cosas que hoy son importantes mañana ya no lo serán y esa caducidad repentina es lo que me molesta, o al menos me complica. Soy del tipo de personas que requiere detenerse a pensar, dejar de actuar (que paradójicamente es una de mis acciones preferidas) y hacer nada; mirar el techo quizás, caminar tal vez…

Detesto las rutinas, y si hay algo que verdaderamente me estresa es hacer siempre lo mismo, me desmotivo y comienzo a desesperarme; es en ese momento en que decido optar por alguno de mis cuadros de colores – de preferencia blanco o negro- y escapar de la realidad por algunas horas… días… semanas.

Esa escapada es para mí mejor que las que ofrece Groupon, porque no es para dos; suena algo egoísta decirlo, pero no sé si es mi ego o mi vanidad lo que me llevan a pedir a gritos un lugar mental donde pueda tener una cita solo conmigo; donde no me molesten ni los recuerdos ni los fantasmas, ni las ideas ni las proyecciones futuras.

Creo que cuarenta años atrás el tiempo pasaba más lento, y esa necesidad casi infantil de querer salir corriendo del mundo no se presentaba tan a menudo, porque si parabas en el camino nadie lo notaba.

Lo cierto es que me tienen aquí, en el dos mil y tanto, buscando la tranquilidad que creo me pertenece; sintiéndome una anciana por  tener preferencias ya pasadas de moda, adorar quedarme en casa viendo películas, acostarme temprano y no vivir corriendo…